El nivel operacional de la guerra
- Julio A. Sánchez Flores
- 5 dic 2015
- 2 Min. de lectura

Los niveles de la guerra históricamente conocidos en el marco de las Ciencias y Arte militar hasta mediados del Siglo XX son la estrategia y la táctica. La primera responde a los objetivos fijados por el poder político mediante el empleo de las batallas, y más específicamente a la disposición de los elementos del poder militar para lograrlos. La táctica, en un sentido más sencillo, se encarga de materializar a la estrategia con el aseguramiento de los objetivos fijados por ésta.
Sin embargo, no fue sino hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando los altos mandos militares cayeron en cuenta que se necesitaba un nivel intermedio que planificara y dirigiera los eventos que debían producirse en el teatro de la guerra, de la misma manera la determinación de los recursos que deberían ser empleados.
Y es así como surge el nivel operacional que se encargará de establecer el lugar y el tiempo en que las batallas deban librarse para lograr los objetivos fijados por la estrategia. Queda, entonces, que la estrategia identificará el mejor objetivo para el empleo de los medios militares con miras de ganar la guerra en los términos fijados por la política, mientras que el operacional será el encargado de conquistarlo en términos de espacio y tiempo a través de la campaña.
Al quedar plenamente definidos los niveles de la guerra partiendo de que la estrategia es el pensamiento y la táctica la acción, nos queda que lo operacional es el arte de edificar la maniobra estratégica a través del diseño operacional. Arte que se nutre de la ciencia cuando ésta le proporciona los conocimientos a través de modelos y métodos que le permiten al comandante identificar el centro de gravedad enemigo, y dentro de éste los puntos decisivos que se convertirán en objetivos para que la táctica los alcances a través de los combates y los encuentros.
Nuestra doctrina militar, aunque la Constitución Nacional la define como defensiva, no niega el carácter ofensivo cuando establece que en las líneas que conforman una defensa – temporal y permanente – se realicen acciones tácticas que tienen como finalidad desgastar al enemigo antes de que éste presente combate decisivo. Por otra parte, permite contraatacarlo mediante una acción contundente denominada “Golpe y Maniobra” si logra con sus fuerzas romper o penetrar nuestras posiciones.
En este orden de ideas, acciones de desgastes, defensa temporal, defensa permanente y golpe y maniobra son conceptos que definen el nivel operacional de nuestra nueva doctrina en términos de defensa.
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