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El Africano

  • Julio Sánchez Flores
  • 23 mar 2015
  • 3 Min. de lectura

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Anqué Escipión no conoció a Sun Tzu ni leyó su tratado “El Arte de la Guerra”, aplicó algunas de sus estrategias que le permitieron vencer a Aníbal Barca, su acérrimo enemigo, general cartaginés que asedió a Roma por más de diez años en una larga guerra que costó la vida a miles de soldados romanos y a varios cónsules que lo antecedieron.

Aprendió que los principios fundamentales de la estrategia son los mismos para todos los hombres, todos los tiempos y todas las situaciones. A sus centuriones les recordaba antes de cada batalla que estrategia es planificar bien las cosas adecuadas; y la táctica, hacer bien las cosas. Éstas últimas cambian y han de adecuarse a los escenarios y a la época.

Su historia comienza a finales del siglo III antes de Cristo. Roma, para esa época se encontraba al borde de la destrucción total, a punto de ser aniquilada y arrasada por los ejércitos cartagineses al mando de uno de los mejores estrategas militares de todos los tiempos: Aníbal Barca. Ningún general de Roma era capaz de derrotar a este poderoso enemigo, genial en el arte de la guerra y hábil político, que llegó hasta las mismas puertas de Roma, sin embargo, todo tiene un final. Anibal fue derrotado en Zama por Publio Cornelio Escipión, en el año 202 antes de Cristo, en su propio terreno, el Norte de África.

¿Cuál fue su estrategia? Escipión fijó su atención, no en el ejército enemigo, ni siquiera en su líder, sino en la base de apoyo que lo sustentaba: su centro de gravedad. Sabía que el poder militar de Aníbal no residía en el ejército mismo, sino en sus recursos, las cosas que lo sostenían y hacían posible sus victorias: el dinero, las provisiones, la aceptación pública, los aliados. Buscaba esos basamentos y los fue derribando poco a poco.

Lo primero que hizo Escipión fue ver a Hispania – actual España - , no a Italia, como la zona logística de Aníbal. En Hispania lo medular era Cartago Nova. No persiguió a los cartagineses, sino que tomó a Cartago Nova y dio un vuelco a la guerra. Aníbal, privado de su principal base logística, y por ende, sus fuentes de abastecimientos, tuvo que depender más de su otra base de apoyo: Cartago misma, actual Túnez, con sus riquezas y recursos. Así Escipión llevó la guerra a África.

Una vez situadas sus fuerzas en África, su nuevo teatro de operaciones, marchó hacia las fértiles zonas agrícolas de Cartago que eran las fuentes de sus riquezas. Por último, en vez de perseguir a Aníbal, hizo que éste fuera tras él, hasta un área en medio del país donde estaría privado de recursos, de refuerzos y apoyo. Escipión desequilibró tan completamente a los cartagineses que su derrota en Zama fue definitiva. Y es a partir de esta campaña que Escipión recibio el apodo de El Africano.

Entonces, ¿cuál sería la enseñanza que nos legara Escipión? Greene (2006), al respecto, nos dice lo siguiente: "Todos tenemos una fuente de poder de la que dependemos. Cuando analices a tus rivales, busca bajo la superficie de esa fuente el centro de gravedad que mantiene unida la estructura entera. Darles ahí les inflingirá dolor desproporcionado. Descubre qué es lo que más aprecia y protege la otra parte; es ahí donde debes atacar".

Fuente bibliográfica:

Greene, Roberth (2006). Las 33 estrategias de la guerra. Oceano, Ciudad e México, México.


 
 
 

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