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Defensa Militar en el marco de la Defensa Integral

  • Julio A. Sánchez F.
  • 2 sept 2016
  • 5 Min. de lectura

El término “Defensa Integral” tiene dos conceptos que para entenderlo en su conjunto debemos dilucidar a cada uno de ellos por separado para comprender su significado: Defensa e Integral.

“Defensa”, según Clausewitz (1780 - 1831) en su obra De la Guerra es la detención de un golpe. Para este estudioso del tema un encuentro parcial es defensivo si esperamos una acometida; una batalla es defensiva si esperamos el ataque por parte de un enemigo hacia nuestras posiciones, de tal manera que se ponga al alcance de nuestros fuegos; la campaña es defensiva si esperamos que el enemigo entre en nuestro teatro de guerra. En todas estas situaciones, el caso de esperar y detener el golpe corresponde a la concepción general de defensa.

Sun Tzu, en su Arte de la Guerra, la define como la estrategia de contención. No recomienda los ataques sin antes determinar la ortodoxia del enemigo. Es decir, hacer que el otro adopte una postura, que se organice en función de lo que esperamos y que se fije, por lo tanto, en el tiempo y en el espacio de que dispone. Al hacerlo de esa manera pondrá en evidencia sus puntos fuertes y débiles, así como sus vulnerabilidades.

Un ejército bien posicionado, adiestrado e integrado por los elementos sistémicos – terreno, medios, logística, comunicaciones y liderazgo - que se requieren para dar la batalla es capaz de hacer frente a un ataque por parte de un enemigo superior sin sufrir una derrota. Para ello, debe combinar tácticas ordinarias para distraerlo como la defensa per se, con las extraordinarias como el desgaste, la guerrilla, infiltraciones y los golpes de mano.

Para Greene (2006) combatir de manera defensiva no es signo de debilidad, más bien es el punto máximo de una estrategia para librar una guerra, sin embargo, se debe sacar el máximo provecho de los recursos y emplearlos con suficiente economía en aquellas batallas que sean necesarias. Pero, también se debe saber cómo y cuándo retirarse induciendo al enemigo a un desesperado ataque hacia un terreno ventajoso que permita derrotarlo mediante un contundente contraataque.

Recalca Greene que, actuar primero si no tienes la iniciativa contando con un poder mayor, aunque el enemigo te provoque, no lo hagas; o sea, iniciar un ataque porque el enemigo te induce a ello no es recomendable. A menudo te pondrá en desventaja: se expone el plan y limitas las opciones de esperar el mejor momento. Descubre, en cambio, el poder de la contención y permite que el enemigo actúe primero, lo que dará la flexibilidad de contraatacar escogiendo el mejor terreno. Aprende a usar su impaciencia, su ansia de destruirte, como medio para desbalancearlo. Si aprendes a contenerte en espera del mejor momento, podrás aprovechar el tiempo para empeñar mejor tus fuerzas.

La energía, tanto del ser humano como el de un grupo social, tiene un límite que si no lo detectamos a tiempo puede conducir al agotamiento; los alimentos y recursos a nuestra disposición son relativamente escasos; nuestras habilidades y capacidades sólo pueden llegar hasta cierto punto, sin embargo, tanto los recursos como las capacidades hay que administrarlas con eficiencia para que este límite no se convierta en un punto culminante, como lo refiere Clausewitz en De la Guerra.

En cuanto al término “Integral” que proviene de Integridad el Diccionario de la Real Academia Española, DRAE, lo define como el estado de lo que está completo o tiene todas sus partes. Sun Tzu refiere: no hay más que siete notas musicales, pero sus diversas combinaciones logran más melodías que las que podemos escuchar jamás. Solo existen cinco pigmentos básicos, pero al mezclarlos es posible lograr más colores de los que nunca veremos…

Integridad, en el sentido de una operación militar, no es más que la sinergia que se obtiene cuando se combinan de manera eficiente, tanto los factores de la decisión con factores emocionales y racionales en los momentos de hacer frente a un enemigo. Sin embargo, cuando unimos los dos conceptos – Defensa Integral – no solo incluimos la defensa militar, sino también otros tipos de defensa que tienen que ver con la protección y aseguramiento de los recursos actuales como potenciales que son esenciales para la sobrevivencia de una nación. En este sentido, materias primas, recursos naturales, rutas comerciales, alimentos, medios de comunicación, instituciones democráticas, sistema monetario, y hasta el prestigio como país responsable en sus compromisos internacionales, son susceptibles de ser defendidos.

Pero volvamos al tema de la Defensa Militar. Uno de los mejores ejemplos de cómo se combinaron pocos recursos contra un enemigo poderoso es el caso de la Guerra de Vietnam. En los últimos años del régimen colonial francés, el líder militar de los insurgentes vietnamitas fue el general Vo Nguyen Giap. Primero combatió contra los franceses y luego contra los estadounidenses, siendo sus ejércitos muy poderosos en armamento, adiestramiento, logística y tecnología. Las fuerzas con las que Giap los enfrentó eran una integridad conformada por campesinos, obreros y ejército, todos ellos con una elevada moral y un propósito definido, pero no más.

Giap no contaba con camiones para distribuir sus escasos recursos, y sus medios de comunicaciones eran de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, no creyó conveniente actualizarse a pesar de que China le hizo un buen ofrecimiento. Optó, en cambio por sacar el mejor provecho de lo que tenía, convirtiendo en fortalezas las limitaciones de su ejército. Él les manifestaba a sus hombres que los camiones podían ser detectados desde las alturas haciéndolos susceptibles de ser bombardeados por los gringos. Pero, no podían hacerlo si no veían las líneas de aprovisionamiento.

Integrando sus recursos y explotándolos con economía, así, Giap organizó una red logística conformada con campesinos que se echaban las provisiones a la espalda. Cuando llegaban a un río, lo cruzaban en puentes colgantes suspendidos justo bajo la superficie del agua. Hasta el fin de la guerra, los gringos no dejaron de tratar de descubrir cómo abastecían los vietnamitas a su ejército en las áreas de operaciones. Mientras tanto, Giap con tácticas guerrilleras condujo ataques sorpresas contra sus líneas de aprovisionamiento, a pesar de que utilizaban helicópteros que les daba una mayor movilidad.

Los gringos también integraban sus medios, pero de manera ortodoxa. La guerra contra Giap la conducían con tácticas parecidas a las empleadas contra los alemanes durante la segunda guerra mundial: fuegos cortos y profundos de artillería, bombardeos contra posiciones que pocas veces eran detectadas, ataques por medio de helicópteros contra patrullas vietnamitas. No obstante, Giap fue muy creativo en el uso de la selva para neutralizar el poder aéreo de los gringos y camuflar a sus propias tropas.

Giap fue un maestro de la Guerra Integral. La enseñanza que nos deja con la experiencia de Vietnam es que no es sensato combatir a un adversario poderoso empleando sus mismas tácticas. Lo que hay que hacer es que éste desperdicie los mayores recursos posibles en tiempo y espacio. Esto puede lograrse mediante ataques sorpresa para forzarlos a desgastar energías en persecuciones que no llegan a nada. Para este general el valor de las cosas no reside a veces en lo que se alcanza con ellas, sino en lo que se paga por ellas: lo que nos cuesta. Como así lo expresó Friedrich Nietzsche (1844 – 1900).

Defensa Militar, explicada en el marco de la defensa Integral, entonces, es una estrategia que combina diferentes tácticas defensivas y ofensivas con el apoyo eficaz de todos los recursos que un país pequeño emplea para hacerle frente a un enemigo poderoso. Lo que se busca con ello es el desgaste prematuro de sus fuerzas y el agotamiento de sus recursos mediante el hostigamiento permanente que lo lleve, de tal manera, a su punto culminante antes de que logre sus objetivos.

Fuentes bibliográficas referenciales:

Clausewitz, Karl von (1999). De la Guerra. Idea Universitaria. Barcelona, España.

Greene, Robert (2007). Las 33 estrategias de la guerra. Editorial Océano. Ciudad de México, México.

Sun Tzu. (1999). El Arte de la Guerra. Editorial Gestión 2000. Barcelona, España.


 
 
 

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