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La fuerza está contigo

  • Julio Antonio Sánchez Flores
  • 26 jun 2016
  • 3 Min. de lectura

¡La fuerza está contigo, Luke! Palabras del maestro al pupilo cuando este se lanzaba con su nave por el centro de la estrella de la muerte buscando el respiradero del reactor nuclear para descargar su letal carga.

La Guerra de las Galaxias es una película que muchos de nosotros vimos cuando joven por allá en el año 1977 en la que el bien, representado por la fuerza en la figura de Luke Skywalker y el lado oscuro por el malvado Lord Darth Vader, no es más que el eterno maniqueísmo, doctrina religiosa que se basa en la existencia de dos principios contrarios y eternos que luchan entre sí, el bien representado por la luz y el mal por las tinieblas, tienen su representación en este film de George Lucas, donde el escenario es todo el universo creado por Dios.

Lo interesante del argumento se manifiesta cuando ambos, Luke y Darth Vader, en un enfrentamiento hacen uso de sus mentes en la que se evidencia un choque entre la energía positiva que emana Luke, y la negativa de Darth Vader. Pero, aunque lo que representa la escena es una ficción de la imaginación de su productor, en la que dos fuentes de energía chocan tratando una de vencer a la otra, tiene su cabida en la Teoría Cuántica.

Sin embargo, ¿Qué es la Teoría Cuántica? ¿Con qué se come eso? Esta teoría fue desarrollada a principios del Siglo XX debido a la incapacidad por parte de la física clásica de explicar algunas observaciones experimentales en el átomo. Según los físicos, si la energía térmica es una onda, parte del calor irradiado por una fogata alcanzaría una frecuencia tan elevada que nos quemaría si estuviéramos frente a ella. Para explicar por qué esto no ocurre, se dedujo que la energía electromagnética está dividida en mínimas unidades de energía que se comportan como partículas. Estas unidades son conocidas como quantos. De la misma manera, la luz visible está formada por pequeñas unidades de energía denominadas fotones.

Todo esto dio origen a la teoría cuántica la cual se sustenta en la imposibilidad de predecir con exactitud la posición de un electrón en cada momento, pero sí puede predecirse la probabilidad de encontrar uno en una posición dada. Esta teoría también estableció que un electrón se comporta como onda o como partícula en función del método utilizado para detectarlo.

Los resultados abrieron la posibilidad de que el pensamiento tenga un efecto sobre lo que ocurre físicamente; así, convirtió la idea de la medicina energética en la que la mente, la consciencia o el pensamiento pueden influir sobre nuestro ser físico.

Pero, sobre esto hay más. Según la doctora Helen E, Dziemidko en la actualidad se investiga la hipótesis de que la causa y el efecto pueden producirse al mismo tiempo a una velocidad mayor que la de la luz. Los científicos proponen que para que esto sea posible debe existir una interconexión entre todas las cosas. Esta interconexión de todo en el tiempo y en el espacio si se considera como una memoria, presenta una gran similitud con las enseñanzas esotéricas en la cual existe una fuerza universal capaz de envolver al mundo.

La ciencia hasta ahora ha sugerido la idea de un campo de fuerza análogo a la superficie del mar, que es capaz de registrar patrones de onda de la misma forma que un holograma al cual se ha denominado el quinto campo, y se dice que se encuentra junto a los conceptos de espacio, tiempo, materia y energía con los que normalmente trabajan los científicos. En teoría, todavía se considera como la fuerza a partir de la cual han derivado las otras cuatro fuerzas o energías del universo.

Las conclusiones de estos estudios conducen a que, si la matriz subyacente de nuestro universo actúa en efecto como un holograma, una pequeña parte contendría la información comprendida en el resto, de manera que todas las partes parecerían estar conectadas por encima del tiempo y la distancia. Pero, lo más asombroso de esta teoría es que el campo holográfico podría ser considerado el equivalente científico de Dios.

Según la imaginación de George Lucas, la fuerza es la luz materializada en la energía positiva capaz de contrarrestar la negativa, y hasta iluminar las fuerzas oscuras que incitan al mal: lo divino contra lo malsano.

Quizá mucho de estas investigaciones pudieran llevar a reconocer lo que el cristianismo siempre ha manifestado: que a Dios o el Diablo, representado el primero en la luz, y al segundo en la oscuridad, cualquier ser humano lo pudiera llevar por dentro, según como su conducta se manifieste con el prójimo.

Fuente referencial: Doctora Helen E. Dziemidko (1999). Medicina energética. Editorial Blume. Barcelona, España.


 
 
 

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