La situación en su conjunto
- Julio A. Sánchez F.
- 31 dic 2015
- 5 Min. de lectura

Caminaba en horas de la mañana por el bulevar de Sabana Grande bajo una llovizna de esa que no mojan pero empapan. El agua caía suavemente. Las gotas se movían al vaivén del viento acariciándole a uno la cara como si fuera un suave beso de aquellos que uno recibía cuando se despedía de la novia de cuando fuimos cadetes.
Apartando a las personas que se interponían en mí andar y mirando para todos lados, me topé con una venta de libros usados en la entrada de un centro comercial. El olor a libros viejos impregnaba el pequeño cuchitril que fungía de librería. Me detuve a ojear los que estaban en el desvencijado mostrador cuando llamó mi atención un pequeño libro de color rojo con una estrella en el medio. El título: “Seis escritos militares del presidente Mao Tsetung. Pregunté por el precio. El vendedor, un tipo, famélico él, y con cara de turco, de esos que vendían cortes de tela de puerta en puerta allá por los años sesenta del siglo pasado, me dijo que su precio era de 400 bolívares. Traté de regatearle, pero creo que por el interés que expresaba por el mencionado libro se dio cuenta de que yo era militar. Ni un bolívar menos.
No me quedó más remedio que comprarlo, y esto se lo debo a mi afición por la historia, y más sobre la historia militar. Cabe recordar que la historia en todos sus ámbitos es una ciencia que tiene como finalidad investigar hechos del pasado que nos permitan tomar como referentes a eventos que generen expectativas de lo que puede ser el futuro y sus implicaciones para el desarrollo y bienestar del ser humano.
Al llegar a mi apartamento en Alto Prado comencé a realizarle una lectura exploratoria al susodicho libro, y me entero que trata de las experiencias de Mao Tsetung durante la Segunda Guerra Revolucionaria, y dadas a conocer en una serie de conferencias en la Academia del Ejército Rojo, en el Norte de Shensí en 1935.
El texto del libro trata de cómo estudiar la guerra y sus leyes, problema que deben resolver quien quiera que dirija una guerra revolucionaria. Como tiempo me sobraba, y con recursos monetarios escasos para salir fuera de Caracas, me dediqué a revisarlo en una lectura rápida, capítulo por capítulo.
Así, estimados compañeros, en varias entregas les haré llegar, comenzando por ésta, los aspectos fundamentales doctrinarios de los problemas estratégicos que tuvo que enfrentar Mao sobre la Guerra Revolucionaria de China contra el imperio japonés.
El primer avance trata de los principios que fundamentan a la guerra en su visión de conjunto. Principios que no están alejados del pensamiento de Sun Tzu, que por la esencia de los mismos, y por ser chino también, no cabe duda de que Mao los aplicó con mucha precisión. Refiere, entonces, que donde quiera que haya una guerra existe una situación estructural y global que hay que verla en su conjunto, pero también en sus partes, y estudiarla como un todo es tarea del estratega. O sea, del general, del comandante.
La relación entre el todo y las partes se refiere no sólo a la relación entre la estrategia formulada y la campaña por ejecutar, sino también la relación que hay entra la campaña militar y las tácticas a emplear en las batallas y combates por las unidades subalternas. Esto se debe a que en la historia militar de las guerras, ha habido casos en que después de una serie de victorias, una sola derrota redujo a la nada todos los éxitos logrados; pero, también ha habido casos en que después de numerosas derrotas en la campaña, una sola victoria produjo una nueva situación favorable.
De aquí se desprende, en cuanto a ver la situación como un todo, o sea en conjunto, que la serie de “victorias” y las numerosas “derrotas” a lo mejor eran de carácter parcial y no decisivas, en tanto que la sola “derrota”, o la sola “victoria” jugaron en ellas roles decisivos que dieron un vuelco a la campaña. Para Mao, todo esto implica la importancia que tiene para el estratega tomar en cuenta la situación en conjunto, y ver entre la conducta del todo las partes que son vulnerables de atacar.
Es decir, el jefe militar, en cualquier nivel de la guerra, debe concentrar su atención en los problemas o acciones más importantes y decisivas para todas las situaciones que estén bajo su comando o dirección, y no en problemas secundarios que pueden estar en manos de su Estado Mayor o jefes subalternos. En este sentido, para determinar que es importante y decisivo, no hay que partir de condiciones abstractas, sino de condiciones concretas. En una operación militar, la dirección de las fuerzas y el punto de asalto deben elegirse con arreglo a la situación real del enemigo, al terreno y a la fuerza de nuestras tropas en el momento oportuno. En pocas palabras, un principio de la Teoría de Sistemas consiste en concentrar nuestra atención en los factores importantes de los que depende la situación en su conjunto, tanto estructural como coyuntural.
De lo expresado por Mao se puede evidenciar que para él lo más importante de la evaluación que hace de los factores de la decisión coincide con Clausewitz con respecto al centro de gravedad enemigo. Y con Sun Tzu, en lo que respecta al mejor terreno y la capacidad de las propias fuerzas.
En el mismo orden de ideas, el estudio y comprensión de los principios de la dirección de la guerra en su conjunto para Mao solo es posible mediante una profunda reflexión sobre su realidad y su historia; es decir, una apreciación de la situación que evidencie factores favorables presentes e históricos para la conducción de operaciones en tiempo presente . Recalca, además, que como el todo está compuesto por sus partes, quien tenga experiencia en detectar las partes sensibles o vulnerables del enemigo, aunado a la experiencia en las campañas y el empleo de la táctica, podrá comprender “cosas de un orden superior” siempre que esté dispuesto a pensar con profunda reflexión.
En conclusión sobre esta primera entrega, Mao recomienda al jefe, o comandante, tomar en cuenta, además de ver en su conjunto la situación a la que tengamos que hacerle frente, o al problema en cuestión, los siguientes principios al momento de planificar una campaña: a) La relación de fuerzas entre el enemigo y las fuerzas propias; b) La relación entre las campañas y sus diversas etapas o fases; c) Las situaciones o coyunturas decisivas para el conjunto; y d) Prestar atención tanto al frente como a la retaguardia enemiga.
Otros de los aspectos que recomienda Mao es tomar en consideración durante las campañas la relación entre los siguientes aspectos: distinción así como la conexión entre las pérdidas y su reposición, el combate y las pausas, la concentración y disposición de las propias fuerzas, los momentos para el ataque y la defensa, el avance y la retirada, la cobertura y exposición, el ataque principal y los secundarios, el asalto y la contención, la centralización y concentración del mando, la guerra prolongada y la guerra de decisión rápida, la guerra de posiciones y la guerra de movimientos, las fuerzas propias y las vecinas, la relación entre los mandos superiores y subalternos, relación entre el ejército regular y las guerrillas, la aniquilación del enemigo y ganarse a las masas, entre el trabajo militar y el político y, entre otras, que hasta ahora son consideradas dentro del arte de la guerra.
Como se puede apreciar, Mao aconseja combinar la ortodoxia de la guerra convencional con la praxis irregular después de apreciar el todo en su conjunto. Lo importante de sus reflexiones sobre la guerra, en las cuales considera las doctrinas de Clausewitz y Sun Tzu, es la relación y aprovechamiento de las circunstancias o los momentos favorables para el empleo de las fuerzas propias versus las debilidades del enemigo, en función de las circunstancias y realidad operacional percibidas de manera holística y sistémica.
Hasta ahora no hay nada nuevo de lo que hemos estudiado en el marco de nuestra doctrina. Hasta la próxima entrega.
Fuente bibliográfica: Seis escritos militares del presidente Mao (1970). Editorial del Pueblo. Pekín, China.
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