La moral, la ética y los modelos mentales
- Julio A. Sánchez Flores
- 24 nov 2015
- 3 Min. de lectura

¿Cómo nos explicamos que dos personas pueden observar un mismo suceso o hecho y describirlo de manera diferente? Esto tiene una explicación: nuestra conducta y nuestros actos son determinados por las imágenes, ideas, supuestos, influencias de otras personas y experiencias ocurridas en el pasado. Esta manera de percibir que distorsiona la visión real de las cosas que observamos Senge (2002) la denomina modelos mentales. Es decir, las cosas o eventos son determinados por nuestra manera de ver y pensar si no actuamos con racionalidad.
Este proceso mental es crítico para los que quieran comprender un hecho ocurrido en una realidad compleja, porque, como un lente de cristal que distorsiona sutilmente nuestra visión los modelos mentales asumidos modifican nuestra percepción y determinan qué es lo que vemos. Pero esto no es todo; los modelos mentales no sólo condicionan nuestra manera de ver, sino nuestra manera de pensar y actitud ante los demás llevándonos a un conflicto moral. Eli Bravo (2014) en su columna “Inspirulina” relata que una de sus amigas sufre de intolerancia a las ideas que le son contrarias cuando le oye decir: “Este mundo está lleno de gente equivocada”. Esta persona de cierta forma sufre de modelos mentales inapropiados porque no puede aceptar la realidad tal y como es.
Un modelo mental es una cuestión que encaja en la moral; o mejor dicho, nuestra moral. Y aquí es donde los quiero llevar para diferenciar la moral de la ética, y cómo esta última contribuye a desarrollar modelos apropiados para interpretar la realidad y entender a los otros. Borja Vilaseca, citado por Eli Bravo, define la moral “como nuestro dogma individual”; es decir, nuestro punto de vista sobre cómo deberían ser las cosas. La moral considerada de esta forma es un modelo mental que nos obliga a imponer nuestras opiniones sobre los demás, e impide comprender y aceptar las cosas tal y como son.
Ahora, ¿en qué se diferencia la moral de la ética? escribe Vilaseca que la ética se sustenta en la objetividad de nuestras interpretaciones y la neutralidad de nuestros pensamientos, que a diferencia de la moral – que nos guía a hacia la división y el conflicto - la ética nos mueve hacia la unión, el respeto y el servicio. Tiene que ver más con el modo de ser que de pensar.
A manera de ejemplo Arthur Conan Doyle (1859 - 1930) pone en boca de su personaje Sherlock Holmes el siguiente diálogo que éste detective mantiene con el doctor Watson:
- Entiéndame mi querido Watson, considero que el cerebro de cada cual es como una pequeña pieza vacía que vamos amueblando con elementos de nuestra elección. Un necio echa mano de cuanto encuentra a su paso, de modo que el conocimiento que pudiera serle útil, o no encuentra cabida o, en el mejor de los casos, se halla tan revuelto con las demás cosas que resulta difícil dar con él…A partir de cierto punto, cada nuevo dato añadido desplaza necesariamente a otro que ya poseíamos. Resulta por tanto de inestimable importancia vigilar que los hechos inútiles no arrebaten espacio a los útiles. -
Entonces, ¿cómo corregimos nuestros malos modelos por otros que sean convenientes para comprender a los demás y entender la complejidad de la realidad?
Adaptando nuestra moral con base en la ética. Es decir, moderar la rapidez con que pensamos para tomar conciencia, y tener diálogos en los cuales compartamos nuestros puntos de vista y conocimiento sobre nuestros respectivos supuestos con los otros.
Comments