De la invasión a Afganistán por los rusos al 11 de septiembre
- Julio A. Sánchez Flores
- 7 nov 2015
- 4 Min. de lectura

¿Qué tiene que ver la invasión de Afganistán por tropas soviéticas en 1979 a los atentados a las torres gemelas del World Trade Center el 11 de septiembre de 2001? Mucho, es una coyuntura y antecedente de carácter histórico en el mundo de la política internacional.
En 1978 se instauró en Afganistán un régimen de corte comunista debido a un golpe militar llevado a cabo por un grupo de jóvenes oficiales de tendencia izquierdista, régimen que sería dirigido por Mohamend Taraki.
El nuevo régimen adoptó una serie de reformas de corte socialista y laicas que encontrarían gran oposición entre una población dogmática, anclada en el pasado como consecuencia de sus fuertes creencias en la religión islámica. La resistencia pronto se concretó en guerrillas islamistas de muyahidines, que puso en jaque al nuevo gobierno, situación que provocó la intervención de la URSS en 1979.
Las tropas rusas llegaron oficialmente a Afganistán el 27 de diciembre de 1979 y lo abandonaron definidamente el 15 de mayo de 1989, varios meses antes de la caída del Muro de Berlín. En su momento, la invasión soviética fue vista en Occidente como un descarado intento de Moscú de hacerse con el control de Afganistán, un cruce de rutas que han querido controlar las principales potencias desde Alejandro Magno.
Sobre esta invasión, el Alto Mando soviético no compartió la idea del despliegue de tropas en Afganistán, pero el Politburó prefirió hacer caso a los informes de KGB, que alertaban sobre la creciente presencia de Estados Unidos en la zona. Los militares eran partidarios de que el KGB manipuló los informes sobre la situación, a lo que contribuyó el precario estado de salud del entones líder soviético, Leonid Breznev. Como resultado, el ejército soviético se encontró al poco de llegar a Afganistán con que no estaba preparado para enfrentar una guerra de guerrillas, ya que el armamento pesado es casi inservible para combatir en las montañas. Ésto, sumado al entorno hostil y al desapego de la opinión publica soviética, para que la guerra marcó una de las páginas más trágicas de su historia, parecido a lo ocurrido con Estados Unidos en Vietnam, afectó la moral de las tropas.
En 1984 el primer ministro afgano, Mohamed Taraki, seguía pidiendo a Moscú que lanzara nuevos ataques contra las posiciones de la guerrilla para salvar a la revolución, pero era demasiado tarde. La llegada de Mijaíl Gorbachov al Kremlin puso al descubierto los errores cometidos: según datos oficiales, el ejército soviético perdió cerca de 15.000 hombres y decenas de miles regresaron enfermos, mutilados y heridos en su orgullo.
Como consecuencia de la retirada de las tropas soviéticas, el país fue rápidamente sometido bajo el dominio de los talibanes, un sector radical del islamismo a quien Estados Unidos había proporcionado armas y formación militar para combatir al ejército soviético de ocupación, cosa que resultó ser “cuchillo para su propio pescuezo”.
Y aquí fue “donde la puerca tuerce el rabo”. Este nuevo régimen autoritario que impuso la versión más radical de la sharía o ley islámica, acabo por arruinar el país, y fue la coyuntura histórica que condujo a los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 con el atentado terrorista a las torres gemelas.
Hay que recordar que en esa fecha, Estados Unidos sufrió el mayor ataque aéreo desde Pearl Harbor, pero bajo otra perspectiva. El primero de los aviones se estrelló a las 8:40 horas contra una de las torres, a la altura del piso 80. Era un avión comercial de pasajeros, un Boeing 767 de American Airlines que realizaba el trayecto Boston – los Ángeles con 81 pasajeros y 11 de la tripulación a bordo. Había sido secuestrado minutos antes. Apenas 18 minutos más tarde, otro avión se estrellaba contra la segunda torre gemela a la altura del piso 40, ante la atónita mirada de millones de espectadores, que gracias a la televisión, presenciaban el dantesco espectáculo.
La hipótesis del accidente quedaba descartada. Era el segundo avión comercial secuestrado, el vuelo 715 de United Airlines, que viajaba también de Boston a los Ángeles con 56 pasajeros y 9 miembros de la tripulación.
Minutos después de que el presidente George W. Bush comparecía ante los medios de comunicación, un tercer avión se estrellaba contra el Pentágono. Era un Boeing 757 de American Airlines que iba de Washington a los Ángeles y que transportaba a 58 pasajeros y 6 tripulantes. Centenares de personas murieron en este ataque.
Otro avión, el cuarto secuestrado, que había despegado del aeropuerto de Newark con destino a San Francisco, se estrellaba a las 10:48 cerca de Pittsburgh, Pensilvania. A bordo iban 38 pasajeros y 7 tripulantes. La colisión se produjo debido al enfrentamiento de los pasajeros con los secuestradores.
El grupo islámico Al Qaeda, involucrado previamente en ataques a objetivos estadounidenses, hizo pública su participación en los ataques. Su líder, Osama bin Laden, había declarado anteriormente una yihad – guerra a los infieles – contra Estados Unidos.
¿Saben dónde se planificó el ataque? Posteriormente se supo que fue concebido en Afganistán y organizado en Alemania y Malasia. El financiamiento llegó de Dubái a través de una tarjeta de crédito. El egipcio Mohamed Atta comandó a los 19 yihadistas suicidas que embarcaron en los cuatro aviones. Cosa curiosa: recibieron entrenamiento en escuelas de vuelo de Estados Unidos.
¿Cuál fue la respuesta de Estados Unidos ante este ataque? Se lanzó contra los talibanes en Afganistán, a quienes culpó de dar asilo a Osama bin Laden. La persecución contra éste llegó hasta Irak llevándose por encima a Sadam Husein, líder de los sunitas, y muchos años después a Gadafi, líder que controlaba a todas las tribus que conformaban la nación Libia.
¿Cuál fueron los resultados de todo esto? Que quedando fuera del entorno Sadam Husein, quien mantenía a raya a los fundamentalistas chiitas, y Gadafi, quien controlaba a las tribus radicales libias, surge, entonces, una amenaza peor tanto para Occidente como para el Oriente: El Estado Islámico, o sea el ISIS.
El remedio fue peor que la enfermedad. Veremos qué otras cosas ocurrirán en este complejo e inentendible entorno internacional.
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