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El whisky, una bebida maravillosa

  • Julio Sánchez Flores
  • 8 may 2015
  • 4 Min. de lectura

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No me considero un profesional en asuntos de bebidas alcohólicas, o espirituosas como algunos las llaman, sin embargo, a veces me echo algunos palitos cuando me reúno con amigos. Tomar en compañía de ellos lo considero un momento muy agradable porque en dicha reunión surgen chistes, anécdotas y recuerdos que evocan nuestra pasantía por la vida militar.

Como un acto de rutina diaria reviso mis correos, y en uno de ellos un almirante amigo me envía uno relacionado con las bondades del whisky, cosas que ya sabía, sin embargo, aprovecho esta oportunidad para enviárselo a mis amigos y lectores de mis correos.

El whisky, como es del conocimiento público, fue conseguido tras pacientes investigaciones llevadas a cabo por monjes irlandeses y escoceses en el siglo XV, quienes tras numerosísimas pruebas de ensayo y error lograron el destilado deseado. Partieron de la base que de las “peas” que agarraron en sus días de asueto con ese alcohol derivado de las papas que purificaban los eslavos, solo quedaba un ratón que se quitaba después de muchos días de abstinencia y de incesantes rezos a Dios. De allí surgió la frase “Ay Dios, si con tomar licor te ofendo, con el ratón te pago”.

Los monjes estaban convencidos de lograr una bebida bendecida por los dioses que proporcionara los mismos beneficios, sin pasar por el sufrimiento del próximo día. Y lo lograron, llamándolo WHISKY, “Aqua Vitae” o agua de vida, por sus propiedades medicinales.

Continuando con la historia, durante la guerra federal en los Estados Unidos, el whiskey (es la versión americana del Whisky), fue usado como moneda corriente, ante la ausencia de un metal que la representara. George Washington fue dueño de una destilería en Vermont que ayudó a financiar los ejércitos en contienda. Como será de importante el whisky que en la era de la prohibición en USA (1920-1933) fue el único alcohol permitido para consumo humano bajo prescripción médica.

Ahora viene lo más importante sobre esta bebida, sus beneficios para la salud:

​AYUDA A LA MEMORIA: Los oxidantes que contiene el whisky mejoran el funcionamiento cerebral y el alcohol aumenta la perfusión cortical, lo que contribuye a un aumento de la memoria; además, el etanol ayuda al mejor funcionamiento de las sinapsis neuronales, células que aceleran la capacidad de respuesta. – No hay dudas al respecto, cuantas veces vemos entrar tres amigos a un bar en actitud ceremoniosa que olvidan al tercer trago y se comunican en voz alta y se abrazan como hermanos recordando las viejas y olvidadas hazañas vividas. No hay objeción alguna a este precepto, el whisky ayuda a la memoria.

LIBERA EL STRESS: En moderación, el whisky reduce el stress y calma los nervios. Mejora la circulación de la sangre, favorece la oxigenación celular y lleva a la calma.- Y en grandes cantidades también actúa, porque después de unos buenos tragos, nadie recuerda por que empezó a beber.

MANTIENE TU PESO CORPORAL: Comparado con otros alcoholes, el whisky es bajo en calorías, libre de grasas y colesterol. Una verdad del tamaño de un barco. Eso de los bebedores barrigones es por otras causas, acostumbran a comerse una canilla con chorizos como pasa palos. Si se está a dieta, hay que echarse un palo de whisky sin remordimientos.

REDUCE EL RIEGO DE INFARTOS: El whisky previene la acumulación de colesterol en el sistema cardiovascular y también relaja las paredes arteriales, reduciendo el riesgo de obstrucción. Los gringos dicen que una manzana al día mantiene lejos al doctor (la historia de Johnny Appleseed), no obstante tomarse unos tragos mantiene a raya a los cardiólogos.

REDUCE EL RIESGO DE CANCER: El whisky contiene un antioxidante llamado “ácido elágico” que previene el contacto del ADN con sustancias cancerígenas y además protege al organismo de los estragos de la quimioterapia.

AYUDA A LA DIGESTION: Por siglos el whisky ha sido considerado como un digestivo y también es un supresor del apetito. Bueno, que están esperando para empezar a caerse a palos, no van a aumentar de peso, van a sentirse livianitos después de comerse un cochino entero y ni siquiera van a amanecer mañana con un ratón moral.

PROLONGA LA VIDA: Los antioxidantes del whisky desactivan a radicales libres causantes del envejecimiento.

LOS DIABETICOS PUEDEN TOMARLO: el whisky no contiene carbohidratos y no afecta sus niveles de azúcar en la sangre.

MEJORA SU SALUD CARDIACA: El whisky reduce el riesgo de trombosis y así previene los infartos, los antioxidantes de la bebida inhibe la oxidación de lipoproteínas de baja densidad, que son un factor de enfermedades cardiacas.

MEJORA EL FUNCIONAMIENTO CEREBRAL: El ácido elágico reduce el riesgo de Alzheimer y demencia. A este señor ELAGICO hay que tenerlo de alto pana por todo lo que hace por nosotros.

PREVIENE Y TRATA LOS RESFRIADOS: Son conocidas sus propiedades antialérgicas y descongestionantes, es un gran antitusígeno y mata las bacterias de la garganta. Está comprobado que la inconciencia que proporciona la bebida nos hace inmune a los efectos de la gripe. ​ Aunque no me consta si todo esto es científicamente comprobado, me voy a servir un escocés bien resuelto recordando la frase no sé de qué poeta “bebe whisky hermano mío y juega con los rizos de tu amada”, quien quita que una mezcla de antioxidantes me quita los pesares; total, soñar no cuesta nada y no olviden de brindar por SALUD!


 
 
 

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