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Sobre la educación del militar del siglo XXI

  • Julio Sánchez Flores (*)
  • 26 mar 2015
  • 8 Min. de lectura

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El tema de la educación, de la cual no escapa la militar en nuestro país, Venezuela, es un asunto bien discutido, y se encuentra expresado de manera clara, precisa y concisa en la Constitución del año 1999, en la que en su Artículo 102 expresa de manera taxativa lo siguiente:

"La educación es un derecho humano y un deber social fundamental, es democrática, gratuita y obligatoria. El Estado la asumirá como función indeclinable y de máximo interés en todos sus niveles y modalidades, y como instrumento del conocimiento científico, humanístico y tecnológico al servicio de la sociedad. La educación es un servicio público y está fundamentada en el respeto a todas las corrientes del pensamiento, con la finalidad de desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad en una sociedad democrática basada en la valoración ética del trabajo y en la participación activa, consciente y solidaria en los procesos de transformación social consustanciado con los valores de la identidad nacional, y con una visión latinoamericana y universal. El Estado, con la participación de las familias y la sociedad, promoverá el proceso de educación ciudadana de acuerdo con los principios de esta Constitución y en la Ley".

Cuando el legislador en este artículo considera a la educación como instrumento del conocimiento científico, humanístico y tecnológico al servicio de la sociedad, fundamentada en el respecto a todas las corrientes de pensamientos, incluyendo la doctrina militar, y que tiene como finalidad el desarrollo del potencial creativo del ser humano, se puede apreciar en su contexto un gran componente humanístico, académico y social en el sentido de que el individuo debe ser ubicado en su ambiente, atento a todo lo que ocurre a su alrededor, y capaz de fijar posiciones con respecto a los problemas ante los cuales debe utilizar sus potencialidades para resolverlos en beneficio de la sociedad de la cual él forma parte.

La formación y capacitación del profesional militar es un proceso educativo muy particular debido a que su propósito está referido al fenómeno de la guerra en todas sus modalidades. Los planes de estudios, tanto en pregrado como en posgrado, contienen un alto componente de temas y contenidos sobre la Ciencia y el Arte Militar, y otros conocimientos que complementan el diseño curricular que al respecto se ha formulado.

En el mismo orden de ideas, el conocimiento que se imparte en los diferentes institutos que conforman la Universidad Militar Bolivariana de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana para la formación y capacitación de sus cuadros es un aspecto de especial consideración en la medida en que se encuentra comprometida la seguridad e integridad de la nación. En este sentido, los temas son discutidos, no solo por las autoridades universitarias, sino también por los comandos educativos de los componentes, que son también entidades responsables por la educación de sus integrantes. Es decir, es una responsabilidad compartida entre ambos debido a que lo que se decida compromete el futuro y el fortalecimiento de las instituciones, objetivos que son medulares para los diferentes planes que para bien se formulan en función de la seguridad, defensa e integridad nacional.

Lo anterior evidencia la estricta necesidad de establecer una perfecta armonía entre lo que se desea implantar y las concepciones curriculares pertinentes que deben sustentar los planes de estudio en función de la cultura predominante en el país, el mundo biológico, histórico – antropológico, social y psicológico del estudiante militar en su condición de adulto, basado en la realidad en la que convergen el conjunto de aspiraciones y expectativas que tiendan a lograr el militar ideal que la sociedad requiera en su conjunto, con las competencias y destrezas mínimas necesarias que lo capaciten para afrontar la problemática en lo que concierne a seguridad y defensa, y en el que le corresponderá desenvolverse, así como el conocimiento de sí mismo en términos de potencialidades y superación de limitaciones que caracterizan a todo ser humano.

Con este propósito, y en mi condición de docente, les hago llegar a las autoridades educativas de la Universidad Militar Bolivariana un aporte en el orden epistémico y ontológico aprovechando los cambios e innovaciones que se están produciendo en materia académica y doctrinaria en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. En este sentido, expreso algunas ideas que pudieran ser consideradas por los encargados de la administración del currículo, basadas en el pensamiento de dos insignes filósofos y educadores que han hecho historia en el ámbito de la educación: Edgar Morin y Félix Adam.

Esto se debe a que la actual coyuntura demanda un marco filosófico y académico en el cual el educando militar, en su condición de adulto, sea capaz de interpretar su realidad y la realidad en donde él está insertado, debido a los cambios y transformaciones que demanda la educación en el Siglo XXI, y que actualmente lo comprometen en el orden cognitivo, social y doctrinario.

Con respecto a la realidad, Morin (1999) nos alerta sobre los errores intelectuales que se cometen a la hora de conocer sobre los intríngulis cuando se aborda una situación problemática en una realidad en donde el sujeto es actor y objeto a la vez. Para este filósofo, el conocimiento como tal no es un espejo de las cosas o del mundo exterior, sino que son a su vez traducciones y reconstrucciones que se producen en el cerebro a partir de estímulos o signos captados y codificados por los sentidos en el ser humano en todo su desarrollo; así mismo, las ideas o teorías que surgen en la mente, y que a la vez son expresadas de palabras, son también producto de traducciones o reconstrucciones por medio del lenguaje. Ambas maneras de conocer, sumado a la subjetividad, pueden conducir a errores de criterio, los cuales sobrevienen a pesar de la racionalidad del sujeto pensante cuando aborda un problema en el marco de la realidad en que convive.

Sin embargo, la racionalidad para Morín es el mejor asidero para conocer debido a que ésta permite abrirse a la discusión y al dialogo, y así evitar caer en una canalización o entubamiento de ideas; hacerlo sin la lógica sería una manera muy limitante al pensamiento libre y critico por obedecer a modelos deterministas y mecanicistas. En este sentido, exige que la educación del siglo XXI requiere el emplear modelos que apliquen y ejerciten la racionalidad como una forma de reducir la incertidumbre, que como una niebla, limita el conocimiento. Para evitar caer en este error, refiere el filósofo, hay que incentivar la autocrítica, considerar la madurez en el sujeto y el pleno conocimiento de la complejidad en la realidad en donde actúa o convive el sujeto.

En cuanto a Félix Adam (1921 - 1991), su pensamiento sobre la educación se supedita a razones para educar al adulto, bien sea para la producción de bienes, para la política, para su desarrollo personal o para la guerra, si es necesario. Es partidario de sustituir la concepción imaginaria, especulativa y poco funcional de manejar la realidad que asumen algunos actores.

Para ello tiene que existir una reflexión epistémica que permita discriminar y clasificar los saberes, sustituir el saber esteticista y especulativo por el científico positivo y tecnológico. Al igual que Morin, Adam considera que las razones generales de la educación para el adulto deben estar orientadas sobre un modelo que estimule y ayude al proceso de autorrealización del individuo mediante una adecuada preparación intelectual, profesional y social, y en el desarrollo de la conciencia con respecto a “conocer” para “hacer” y “ser”, y en el desarrollo de responsabilidades que le permitan participar en los procesos sociales, económicos y políticos de su comunidad. La suma de estos principios educativos están condensados en la Andragogía.

Sobre la Andragogía, la doctora Elena Adam (2009) en su obra: Una Antología sobre el pensamiento socioeducativo de Félix Adam, la define como “la ciencia y tecnología que comprende el estudio del hecho educativo del adulto; es decir, de las capacidades, acciones y circunstancias que explican su aprendizaje y desarrollo humano… que tiene como propósito establecer los métodos, la organización y otros aspectos destinados a hacer de la educación de adultos una tecnología útil al desarrollo integral de la especie humana”. El modelo, según Magally Aguirre (2009), es una corriente humanista que tiene su punto de partida en la filosofía educativa institucional, ya que el mismo permite orientar los componentes curriculares en función de las necesidades del participante y de los intereses institucionales que conduce a un proceso educativo orientado a actualizar las potencialidades del adulto.

La Andragogía es en sí el modelo más apropiado para modelar al oficial de la Fuerza Armada Nacional, debido a que éste pasa por un proceso de integración en los órdenes biológico, histórico y antropológico, social y psicológico. En el biológico, como el momento de mayor intensidad a la que llega en su existencia. Histórica y antropológicamente porqué, reafirma Adam: “…está enraizado en la propia historia de la humanidad como individuo y como especie; es producto de una evolución cultural, social y económica que ha ido conformando su humanidad”.

En el orden social, el militar es un integrante de una comunidad o sociedad económicamente activa y de la cual él forma parte. Finalmente, en el campo de la psicología debido a que sus funciones intelectuales, emocionales y cognitivas le permiten tener conciencia de la realidad en la que convive por lo cual le permite asumir una conducta acorde con el desarrollo de su inteligencia.

La Andragogía no se opone a la Pedagogía. Para Félix Adam esta ciencia, la Pedagogía, está justificada por su razón de ser en el ámbito educativo, debido a que estudia los procedimientos más adecuados para formar al ser humano en los primeros años de su desarrollo, y que su aplicación no es posible extenderla más allá de la adolescencia. La Pedagogía es el modelo por el cual la sociedad forma a sus miembros en función de sus intereses, en el sentido de “moldear” el comportamiento del niño y del joven como modo de preparación para la vida adulta. La Andragogía, como modelo educativo, continua el proceso de desarrollo del educando mediante la interacción entre docente y alumno cuyo fin es el de promover el desarrollo de habilidades y destrezas a través de la utilización de las tecnologías aplicable al ámbito educativo con miras a promover el crecimiento de ambos.

Por consiguiente, para la educación del militar del Siglo XXI se justifica la consideración y aplicación de un modelo adecuado y pertinente, diferente del actual modelo pedagógico, que tome en cuenta el pensamiento de Edgar Morín y Félix Adam. En cuanto a Morin, por considerar la interpretación de la realidad bajo la óptica de la complejidad y de la racionalidad como el acto de pensar sustentado en la lógica.

Con respecto a Adam, debido a que este filósofo considera tanto al educando como al decente protagonistas en el proceso educativo. Al primero, como adulto con capacidad de raciocinio; mejor dicho, con plena facultad de consciencia, sentimientos y emociones que requiere completar e instrumentar su proyecto de carrera o de profesionalismo que ha iniciado desde joven. En cuanto al docente, éste es visto por el alumno como un facilitador del conocimiento, un asesor y consultor que interviene cuando haya que explicar los contenidos o reforzar competencias adquiridas, o cuando se requiera su apoyo. En este marco de reflexión, el militar del Siglo XXI puede ser testigo y actor en las trasformaciones en el campo de las Ciencias y Arte Militar, de la tecnología militar y de todos los aspectos que requiera los cambios en la doctrina.

Para el logro de estos propósitos es conveniente que el currículo de la Universidad Militar Bolivariana se inspire en la autorrealización del individuo y en principios que coadyuven en su capacitación; perspectiva educativa que debe abordarse con planes y programas de estudio socialmente viables sustentados en función de la generación de las capacidades y del conocimiento del profesional, todo ello en beneficio de los cambios que demanda la modernidad y en la construcción de una doctrina educativa moderna acorde a las exigencias de la institución armada, y en pro de la seguridad e integridad de la nación venezolana en pleno Siglo XXI.

Dada esta perspectiva, la educación del militar del Siglo XXI debe abordarse como un programa socialmente viable sustentado en el modelo Andragógico por la condición de adulto de sus educandos, y con la participación de todos los entes responsable, en especial el docente, con una preparación idónea que reflejara su rol como promotor, facilitador y asesor con la capacidad y experiencia en el ámbito militar.

Fuentes bibliográficas:

- Elena Adam de Guevara y Ángel R. Villamarín Jusino (2009). Andragogía. Una antología sobre el pensamiento de Félix Adam. Fundación por una educación de calidad. Barranquilla, Colombia.

- Edgar Morin (1999). Los Siete Saberes Necesarios para la Educación del Futuro. Bogotá, Colombia.

- Magally Aguirre (2009). Nuevos ambientes de enseñanza. Libros de El nacional. Caracas, Venezuela.

(*) Coronel y docente a dedicación exclusiva de la Escuela Superior de Guerra de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.


 
 
 

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