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Cómo hacer tangible una idea

  • Julio Sánchez Flores
  • 23 mar 2015
  • 3 Min. de lectura

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Una idea es una luz fugaz como la de un bombillo o llama, es un instante en la mente, es un paradigma que aumenta el potencial futuro de un proyecto de una forma inicialmente etérea pero progresivamente tangible. No se genera en el vacío, es sensible al entorno y a menudo se corresponde con el ánimo prevaleciente en el espíritu y en el ambiente de las personas.

No se le ordena al consciente que para una idea. Para que exista tiene que ser pensada con insistencia. Sino, pregúntenle a Arquímedes cuando logró encontrar la solución al problema de la medición del volumen de cuerpos irregulares, cosa que le permitió saber si la corona del rey Hierón II estaba hecha de oro puro al calcular su densidad a partir de la masa ya conocida. Esta idea surgió mientras se encontraba en la bañera, y tal fue su alegría que salió corriendo a las calles de Siracusa desnudo y gritando ¡Eureka! (lo encontré).

Pero, ¿a que viene todo esto con respecto al surgimiento de una idea? Todo aquel que sueña un proyecto le llega en cualquier momento la inspiración en la que concibe la brillante idea del negocio que andaba buscando. Sin embargo, a la hora de concretarlo no sabe cómo llevarlo a la práctica.

Guy Kawasaki (2004) en su libro “El Arte de Empezar” refiere que hay quienes se ven abrumados hasta la parálisis por la ingente cantidad de información disponible en forma de libros, artículos o páginas web acerca de cómo formular un proyecto y llevarlo a la práctica, pero, no hay evidencias de cómo hacerlo tangible. Para hacerlo sencillo, plantea cinco aspectos de carácter ineludible que le permitirán su formulación y concreción: el sentido, el mantra, el lanzamiento, la definición del modelo y el establecimiento de hitos, bases y tareas.

El primer paso es el sentido, y consiste en dilucidar la forma del nuevo producto y sentar las bases sobre la estructura y organización que se pretende crear. El sentido surge cuando el producto que se pretende vender es capaz de contribuir en mejorar la calidad de vida, tanto la suya como de los usuarios, y con ello, el contexto social en el que todos viven.

El paso siguiente es el mantra, palabra que en sanscrito significa “pensamiento” y que sirve de apoyo a la meditación. En la práctica se trata de breves fórmulas verbales que expresan “la razón de ser” del proyecto, ejemplo “Mejorando tus momentos” de Starbucks, “Pensar” de IBM, o el “Ganar lo es todo” de un famoso equipo de futbol norteamericano. Apreciarlo de esta manera es aplicar la simplicidad dentro de la complejidad y no enredarnos en una madeja de declaración de misión a veces difícil de priorizar tareas, y hasta de recordarlas.

Viene ahora el lanzamiento del producto. Kawasaki recomienda que es más eficaz comenzar, ya de entrada, con la creación del producto o servicio que elaborar todo un plan de negocios, o realizar una proyección financiera. En la práctica, ésto significa “construir un prototipo, diseñar un software o elaborar una página web”. La decisión que se tome debe observar como principios el proceder con amplitud y sin vacilación, encontrar un grupo de personas, o un equipo afín a su idea o proyecto, y discriminar al público o mercado entre los que son incondicionales con su proyecto y los que no lo son, en el sentido de levantar pasiones en unos y evitar la indiferencia en los otros.

Posteriormente le sigue la definición del modelo de negocio. Y ésto consiste, independientemente del carácter de la organización que pretenda fundarse, en que el proyecto sea rentable, y para ello es necesario contar con un modelo de negocio sostenible, aspecto que requiere en un primer momento definir el perfil del cliente y conocer sus necesidades. Luego, crear un mecanismo de venta capaz de garantizar que los ingresos superen los costos. Sobre este punto, Kawasaki hace énfasis que un modelo eficaz de negocio debe, por lo tanto, ser específico en cuanto a la definición del mercado y del cliente.

Finalmente, se deben establecer los hitos, bases y tareas. Con respecto a los hitos que la organización mediante el proyecto debe proponerse, e inevitablemente alcanzar si quiere sobrevivir en el mercado, están el de demostrar la validez de su idea, completar las especificaciones del diseño, terminar de perfilar el prototipo, encontrar el capital, presentar la versión de prueba al consumidor; después, la versión definitiva y, alcanzar el punto de equilibrio del costo financiero neto. Las bases incluyen factores como el tamaño del mercado, el margen bruto, el rendimiento por cliente. Y entre las tareas, desde al alquiler de la oficina, hasta la búsqueda de proveedores y la suscripción de pólizas de seguros.

Como docente y soñador, creo firmemente que son las ideas las que incitan y mueven el mundo hacia adelante. Para atrás, ni para coger impulso.

Fuente:

Guy Kawasaki (2004). The Art of the Start. Editorial Portfolio. Leader Summaries.


 
 
 

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